Un arma peligrosa
En más de treinta países, la tradición manda cortar el clítoris.El tajo confir
ma el derecho de propiedad del marido sobre su mujer, o sus mujeres.
Los mutiladores llaman purificación a ese crimen contra el placer femenino, y explican que el clítoris
es un dardo envenenado,
es una cola de escorpión,
es un nido de termitas,
mata al hombre o lo enferma,
excita a las mujeres,
les envenena la leche,
y las vuelve insaciables,
y locas de remate.
Para justificar la mutilación, citan al profeta Mahoma, que jamás habló del asunto, y al Corán, que tampoco lo menciona.
Eduardo Gaelano (2008) Espejos. Una historia casi universal. Madrid. Siglo XXI, pág.: 28.
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