sábado, 31 de enero de 2015

Diferencia entre un político y un activista.

Un político promete mucho y cumplen poco; las ONG prometen poco y trabajan mucho. Os comparto un testimonio esperanzador:

El pequeño gran paso:

“¡Hemos tomado la decisión! Vamos a terminar con la mutilación genital en Malicunda. Somos conscientes de que podemos cambiar las cosas. Si nuestra cultura viola nuestros derechos humanos, queremos una cultura en derechos humanos.”

En algunos lugares se han dado pasos esperanzadores en esta lucha contra la mutilación genital femenina. Destaca, en este campo, el nombre de un pueblo: Malicunda (Senegal) y de una etnia: los bambara. Las mujeres de dicha aldea juraron no volver a realizar la ablación a sus niñas. Incitadas por la americana Molly Melching, fundadora de la ONG local Tostan, las bambara de Malicunda dijeron basta. Se las instruyó en derechos humanos, se les habló de libertad y de la posibilidad de preservar su cuerpo sin mutilaciones. Convencidas, consiguieron a su vez, persuadir a sus esposos quienes fueron capaces de comprender y de aceptar.

Tiempo después, la primera niña del pueblo que no fue mutilada recibió el nombre de Sensen, cuyo significado es “Derechos Humanos”.

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