Ayaan Hirsi Alí, escapó de su natal Somalia en
1992 y se estableció en Holanda, llegando a ser diputada por el
Parlamento, es escritora y ahora vive entre fuertes medidas de seguridad
debido a sus críticas hacia el Islam. Aquí el testimonio de cómo le practicaron la ablación:
“Recuerdo que un hombre llegó a casa. El hombre poseía unas inmensas
tijeras en la mano. Mi abuela y otras mujeres me sujetaron. Aquel hombre
puso su mano sobre mi sexo y comenzó a pellizcarlo, como mi abuela
cuando ordeñaba las cabras. Entonces las tijeras descendieron entre mis
piernas y el hombre seccionó mis labios interiores y el clítoris. Lo
pude oír claramente, fue como un “clack”, como cuando se corta un pedazo
de carne en una carnicería. El dolor que se siente no tiene palabras,
me subió por las piernas, no dejaba de aullar y me invadió entera, un
dolor imposible de describir. Tras la mutilación, después de que notas
cómo la sangre te corre por las piernas, es cuando te cosen. Aquel señor
usó una enorme aguja sin punta y con ella remató su faena. La aguja
pasó entre mis labios externos”
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