La solidaridad es un puente que burla las fronteras. Es tender la mano en las distancias y ayudar a levantarse a una persona caída. Para la solidaridad no existen muros infranqueables ni inmensos océanos que puedan contenerla. Es una fuerza invisible capaz de cruzar el mundo para llevar auxilio y esperanza a personas sin nombre.
En el año 1.985, mi pueblo Zapotlán fue destrozado por un gran terremoto. Con mis ojos de niño vi la terrible angustia y la desesperación de las personas que habían perdido todo su patrimonio en un instante. Un sismo de intensidad 7,5 nos dejó sin techo y sin cobijo. Entonces cuando todavía no nos reponíamos del susto y estábamos limpiando nuestras heridas, se hizo presente la solidaridad internacional. Recibimos desde recónditos lugares comida, ropa, diversos víveres para poder subsistir una temporada. Gracias a todas las personas solidarias por hacer grande a la especie humana.
Sirvan mis palabras para agradecer a todas las personas solidarias, hoy especialmente a M.C.R. por ayudarnos a rescatar a una niña Thakara de sufrir la MGF.
Un saludo.
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