La MGF está presente en todas nuestras comunidades. Dicha práctica no puede circunscribirse a territorios
determinados o a un único continente, los flujos migratorios han contribuido a
expandir por otros continentes el ancestral rito de la mutilación. Las personas
abandonan sus países pero no sus costumbres; dejan atrás sus tierras estériles
pero van acompañados de sus creencias y sus tradiciones. Es un equipaje que difícilmente
van a desprenderse sino se les ayuda abrir sus mentes con información y
campañas de sensibilización que les
hagan romper esquemas.
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