domingo, 25 de enero de 2015

Las causas del rito son oscuras; ninguna de las explicaciones habituales tiene base científica. En África subsahariana, el rito se presenta como una ‘purificación’ de la niña para prepararla para el papel de esposa y madre que, supuestamente, no podría ejercer sin esta mutilación ritual. Otros creen que una mujer que no pasa por el rito será estéril o que la ablación es necesaria por motivos estéticos, ya que una vulva natural sería “fea”.

También hay quien señala que una mujer ‘circuncidada’ tiene un impulso sexual menor y por eso guardará más fácilmente la fidelidad conyugal. Es una afirmación tan poco fundamentada que también se puede encontrar la opinión contraria: la eterna falta de satisfacción en una mujer induciría a una mayor promiscuidad.

No se trata de un rito de subyugación de la mujer por parte del hombre, dado que la ceremonia es siempre un asunto estrictamente femenino por el que los hombres apenas se interesan y las mujeres suelen ser —extrañamente— las más reticentes en abandonar esta tradición; muchas la practican en sus hijas o nietas incluso contra la voluntad expresa de los padres de éstas.

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