Las causas del rito son oscuras; ninguna de las explicaciones
habituales tiene base científica. En África subsahariana, el rito se
presenta como una ‘purificación’ de la niña para prepararla para el
papel de esposa y madre que, supuestamente, no podría ejercer sin esta
mutilación ritual. Otros creen que una mujer que no pasa por el rito
será estéril o que la ablación es necesaria por motivos estéticos, ya
que una vulva natural sería “fea”.
También hay quien señala que una mujer ‘circuncidada’ tiene un
impulso sexual menor y por eso guardará más fácilmente la fidelidad
conyugal. Es una afirmación tan poco fundamentada que también se puede
encontrar la opinión contraria: la eterna falta de satisfacción en una
mujer induciría a una mayor promiscuidad.
No se trata de un rito de subyugación de la mujer por parte del
hombre, dado que la ceremonia es siempre un asunto estrictamente
femenino por el que los hombres apenas se interesan y las mujeres suelen
ser —extrañamente— las más reticentes en abandonar esta tradición;
muchas la practican en sus hijas o nietas incluso contra la voluntad
expresa de los padres de éstas.
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